Muchas veces me hago esta pregunta (al final del artículo) cuando una prenda no responde al tratamiento de limpieza aconsejado por el fabricante en la etiqueta y que por lo general coincide con un lavado domestico o una predicción de posibles daños que prevé por parte del profesional de la limpieza puedan o sean evidentes de surgir.
No hace muchos días, una clienta nos trajo un vestido blanco de algodón que presentaba daños en forma de manchas por “toda la prenda” (no exagero) debido a que los adornos de madera pintada habían manchado con su tinte la parte delantera y trasera.
La etiqueta aconsejaba claramente el lavado en agua, pero el color aplicado a las piezas de madera no era compatible con el agua.
¿Quien iba a pensar obtener un resultado así?, desde luego que nadie, ya que también coincide la circunstancia de ser una prenda digamos que de diseño exclusivo y de precio venta publico más bien alto, por lo que esa “calidad” se entiende a la vez que se le supone debe estar presente y no cabe la posibilidad de imaginar a priori un daño de ese tipo.
Ante esta situación, la clienta pensó que la tintorería podría solucionarle tal desaguisado y acudió a nosotros.
Tristemente para ella le dijimos la verdad, la prenda “podría” tener una solución pero a costa de realizar trabajos de costura, desmontar todas las piezas de madera, tratar la prenda para eliminar esos desteñidos y volver a coser las piezas, pero no las mismas, habría que buscar unas que las sustituyesen ya que éstas presentaban un aspecto deslucido, que no era para nada el deseado debido a la pérdida del color.
La propuesta no era una solución viable debido al sobre precio que originaban los trabajos de costura, limpieza , adquisición y reposición de las piezas, que para nada serían las mismas por ser “exclusivas”
La reflexión fue sencilla de obtener; no era justo pagar unos elevados extras para solucionar a medias la situación.
Por nuestra parte le aconsejamos que contactara con la boutique donde la adquirió y que fuera ella la que le diera una solución.
Sus temores resultaron ser coincidentes con la regla general que la mayoría da en estos casos, porque los argumentos para no “Reclamar” son los mismos y basados en el tiempo transcurrido desde la compra, que la Boutique no está en la misma ciudad donde reside, o que fue adquirida en período de rebajas.
Objetivamente entiendo que estos y otros no son argumentos validos, más bien dan la impresión de convertirse en excusas para no reclamar lo reclamable y se trata de buscar la solución al problema por otras vías como puede ser que nosotros lo arreglemos en la tintorería.
Porqué nos da la impresión de que se sienten medio culpables o tienen un sentimiento de inferioridad ante ciertas marcas, ciertos diseños o determinados “diseñador/as”.
Si ésta misma circunstancia se hubiese dado al revés, es decir, que la prenda dañada por esa incompatibilidad de materiales frente a los procesos de lavado, hubiese ocurrido en la tintorería, no me cabe la más mínima duda de tener que rellenar una hoja de reclamaciones y verme a los dos meses sentando en una mesa de la Junta Arbitral de Consumo, con la confianza de ganar ese pleito a la vez de saber a ciencia cierta que ese cliente nunca más volverá a la tintorería, porque ese cliente piensa que fuimos nosotros los que le dañamos su estimada prenda, sin pararse a pensar que esto fue debido a la falta de previsión por parte del fabricante en los aspectos tan básicos como son las compatibilidades de sus materiales frente a los procesos de limpieza que para más ”inri” son los aconsejados por él mismo en la etiqueta de mantenimiento.
Por todo lo expuesto, yo me pregunto, ¿ Porque aquí [tintorería]si reclaman y allí [comercio] no reclaman?